La producción de tricomas de resina actúa como un mecanismo natural de protección, especialmente contra el ataque de orugas. Además, las resinas hidrófobas pueden proteger las plantas de la humedad y contribuir a la resistencia al moho.
En la variedad Pablo Picasso, las orugas no representan un problema: los cogollos son extremadamente duros y están cubiertos de una gran cantidad de resina. Después del secado, las flores siguen siendo compactas y difíciles de desmenuzar.
Las variedades Violetta y Violetta Opalo, en cambio, tienen cogollos más aireados con una resina pegajosa y casi aceitosa. También en estas variedades, las orugas no pueden alimentarse de las flores ni de las semillas. Tras la lluvia, el agua resbala sobre los cogollos y se secan rápidamente. En la variedad GPP, este efecto no era tan pronunciado.
Hace algunos años, casi perdimos todas nuestras semillas debido a las orugas. Los cogollos fueron devorados desde el interior, en las uniones de las ramas florales, lo que provocó que el viento los desprendiera por completo, dejando solo tallos desnudos donde antes había grandes y densos cogollos.
Las generaciones siguientes desarrollaron una mayor resistencia, formando tricomas de resina en la base de las flores, directamente sobre el tallo. Esta selección natural ha generado diversas resistencias, que hemos integrado en nuestro proceso de cultivo. Los resultados muestran características distintivas que, incluso con la mejor selección en laboratorio, no se habrían obtenido de la misma manera.
Curiosamente, el ataque de orugas estimula la producción de resina en los cogollos, mejorando su calidad para la extracción de hachís.
Es un error común pensar que las resinas del cannabis se producen principalmente como protección solar. Esto no parece ser la razón principal.
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